Pasar de la extinción total a la gestión de fuego es un gran reto que implica cambiar la manera como trabajamos a muchas escalas.
Se abren cuestiones desde muchas escalas y puntos de vista, y resulta un reto para todos. El cambio de minimizar el perímetro a trabajar a aceptar perímetros mayores que resulte más beneficiosa para el ecosistema sin duda complica la extinción. Necesitamos construir escenarios en los que incluir los valores del paisaje en la toma de decisiones en la extinción no suponga perder la inicitiva táctica y estratégica en la intervención. Otro reto es el cambio en la distribución de los esfuerzos, pues ante la perspectiva de incendios más largos los escenarios de simultaneidad son más probables.
De sistemas de extinción basados en la maniobra necesitamos pasar a sistemas con mucha capacidad de toma decisiones táctica y estratégica. De trabajar más o menos solos en la intervención, a trabajar de forma colaborativa con la investigación, los gestores, el territorio, los ecologistas, los medios de comunicación, etc.
Se hacen imprescindibles figuras de planificación de protección civil y planificación del territorio que recojan y regulen estos escenarios.